Marta desconfía de su vecina: una mujer enorme, brusca y bastante fea. Cuando se ve obligada a estudiar con Bruno, el hijo de la vecina, la protagonista se lleva una sorpresa que la hará dejar de lado sus prejuicios. Pero, con respecto a doña Graciela, ¿será esta señora en verdad una ogresa?
Una novela en la que nada es lo que parece, y en la que la empatía y la tolerancia son valores fundamentales.