Bahía sospecha que su nueva vecina es bruja, asunto que le preocupa en extremo, por lo que intenta advertir a su madre. Desgraciadamente, se encuentra no solo con que no le cree, sino que ya ha invitado a la vecina a tomar once. Desde ese momento empiezan a ocurrir hechos extraordinarios, como cuando Bahía encuentra a su gato jugando con un hámster que habla... con la voz de su mamá.
A través de la fantasía y del humor, aborda la ternura y las dificultades de la relación madre-hija.