El ritmo cotidiano de nuestras vidas hace que muchas veces demos por sentadas las relaciones más importantes de nuestra existencia. Reconocer la repercusión que estas personas tienen en nosotros es a la vez un motivo de agradecimiento y una razón de alegría. Ya sea a la amiga inseparable, para la madre que vela por nosotros, para la abuela que nos ilumina con su experiencia y ternura o para el ser amado, estos pequeños pero significativos detalles son premios que se graban en el corazón.