Había una vez un ciervo que tenía una hermosa cornamenta, la más bella y grande de todos los ciervos, y eso lo hacía sentirse muy orgulloso. Pero detestaba sus patas, flacas y largas, y eso le impedía ser completamente feliz. Pero llegó el día en el que, asediado por una manada de lobos hambrientos, el ciervo comprendió que no todo lo que es bello es práctico, y que las cosas que llaman menos la atención a menudo son las que resultan ms importantes.
Hermosa historia para hablar de autoestima con los más pequeños.