Para el autor la clave está en el optimismo, pero entendido con un sentido “realista”, es decir que obedezca más a la razón que a la emoción. Esto es mantener una actitud reflexiva, para decidir superar un objetivo, dimensionarlo, crear un plan de acción y perseverar hasta lograrlo. Porque los verdaderos cambios se construyen con coraje, generosidad, responsabilidad, imaginación y, sobre todo, rigor.
“Tenemos una tarea difícil de dimensionar, pero lo que podemos lograr, si contenemos el miedo y el cansancio, hará que logremos un buen lugar en el devenir de la humanidad. No es poca cosa este privilegio, por lo que estoy determinado a ser optimista”. —El autor.