Los viajes de Gulliver es la obra canónica del género de viajes imaginarios, y tiene un valor incalculable como precedente de la literatura fantástica moderna. Jonathan Swift sufrió en carne propia la persecución política y religiosa en la convulsa Irlanda del siglo XVIII, por eso no es de extrañar que, según sus propias palabras, esta novela —cuya publicación fue todo un ejemplo de cómo burlar la estricta censura de la época— estuviese destinada «más a vejar al mundo que a divertirle».
Una lectura tremendamente entretenida y totalmente vigente tres siglos después de su primera publicación.