Esta obra tiene la virtud de dejar plasmado de forma inequívoca e indiscutible el pensamiento hegemónico de toda una generación que pergeñó la expulsión y el exterminio de los indígenas que habitaban los territorios al sur del río Salado.
A la propaganda que presentaba a los nativos como belicosos que sometían a tensión y peligro constantes a los habitantes de las avanzadas, se sumó el clima de litigio en torno al inminente conflicto territorial con Chile, argumentos que le dieron a Zeballos la impunidad, o al menos la indiferencia necesaria para justificar una empresa tan penosa como fue la decisión de "ganar las fronteras" a los salvajes.