La vida del pueblo guaraní, en los entornos selváticos de Argentina, Paraguay y Brasil, estuvo marcada por el riesgo, la aventura y la incertidumbre. Sin embargo, el mito de la Tierra sin Mal -un lugar sin enfermedad, miseria, sufrimiento ni muerte- y las necesidades de subsistencia, empujaron a este pueblo caminador a recorrer los senderos de su vasto laberinto selvático.
Dejarse llevar por su mensaje y capacidad sugestiva es la mejor manera de reflexionar, con serenidad, acerca de nosotros mismos.