Estar destinada a convertirse en un enchufe sobrenatural no es precisamente algo genial, especialmente cuando la «otra mitad» de Alexandria la sigue allá donde va. Y que, además, Seth aparezca en su sala de entrenamiento, al salir de las clases y también en la puerta o ventana de su dormitorio, definitivamente no es nada genial. Aunque su conexión tiene algunos beneficios, no tiene efecto alguno sobre los sentimientos prohibidos que tiene Álex por el puro Aiden.